viernes, 24 de julio de 2009

Amar es estar presente

Amar, es, sobre todo, estar presente, aunque no sea algo fácil de hacer. Para conseguirlo es necesario seguir un entrenamiento, hacer una práctica. Si no estás presente, ¿cómo puedes amar? Estar presente es todo un arte, el arte de la meditación, porque meditar es estar presente a cada momento.
Pero la pregunta que surge es: ¿tienes tiempo para amar?

Conozco a un chico de doce años al que su padre le pregunto el día de su cumpleaños ¿Qué te gustaría que te regalara? El chico no sabía cómo decírselo, el solo deseaba la presencia de su padre, porque como siempre estaba atareado no tenía tiempo para ocuparse de su esposa ni de su hijo. Si su padre hubiera sabido en qué consiste el verdadero amor, habría hecho lo necesario para pasar más tiempo con ellos.
El mejor regalo que puedes ofrecer a la persona que amas es tu verdadera presencia. ¿Qué hacer para estar realmente presente? Los que han practicado la meditación saben que meditar consiste sobre todo en estar presente: a ti mismo, a los seres que amas, a la vida.

Así que te propongo una práctica sencilla, la práctica de respirar de manera consciente: Al inhalar, sé que estoy inhalando. Al exhalar, sé que estoy exhalando. Si lo haces durante unos pocos minutos, podrás estar realmente presente, porque en la vida cotidiana es muy inusual que el cuerpo y la mente estén unidos. El cuerpo suele estar ahí, pero la mente está en otra parte. Quizás estás lamentando una situación del pasado, o preocupado por el futuro, o lleno de ira o celos. O sea, que tu mente no está realmente ahí con tu cuerpo.
Hay algo que puede tender un puente entre la mente y el cuerpo. En cuanto empiezas a practicar el respirar de manera consciente, sólo necesitarás de diez o veinte segundos para conseguir el milagro llamado unidad del cuerpo-mente. Al respirar de forma consciente puedes hacer que la mente y el cuerpo se unan en el momento presente, y todo el mundo puede conseguirlo, incluso un niño.
Si el padre del que he hablado lo hubiera sabido, se habría puesto a inhalar y a exhalar de manera consciente y al cabo de uno o dos minutos se habría acercado a su hijo, le habría mirado con una sonrisa y le habría dicho: “Amado, estoy presente por ti”. Es el mejor regalo que puedes ofrecer a la persona que amas.



Extracto del libro: El verdadero amor

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