domingo, 9 de mayo de 2010

Tormentas

Cuentan que un día un campesino pidió tener poder para mandar sobre la naturaleza, para que -según él- le rindieran mejor sus cosechas ¡Y Dios se lo concedió!.

Entonces, cuando el campesino quería lluvia ligera, así sucedía; cuando pedía sol, éste brillaba en su esplendor; si necesitaba más agua, llovía regularmente. Pero cuando llegó el tiempo de la cosecha, su sorpresa y estupor fueron grandes porque resultó un fracaso total. Desconcertado y molesto, le preguntó a Dios por qué salió así la cosa, si él había puesto los climas que creyó convenientes.

Dios le contestó:

"Pediste lo que quisiste, pero no lo que de verdad convenía. Nunca pediste tormentas y éstas son muy necesarias para limpiar la siembra, ahuyentar aves y animales que la consumen y purificarla de plagas que la destruyen. Así nos pasa, queremos que nuestra vida sea puro amor ydulzura, nada de problemas".


Pero el optimista no es aquel que no ve las dificultades, sino el que no se asusta ante ellas y no se echa para atrás.

Por eso, muchas dificultades son ventajas, miden a las personas, las hacen crecer.

Suele hacer falta una verdadera tormenta en la vida, para que la persona comprenda cuánto se ha preocupado por tonterías, que son chaparrones pasajeros.

Lo importante no es huir de las tormentas, sino enfrentarlas con confianza; pronto pasarán y dejarán algo positivo en nuestras vidas.

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