domingo, 28 de febrero de 2010

En nosotros hay células inmortales

En nuestro cuerpo hay células inmortales. Las células cancerosas nunca mueren, nacemos con ellas, un día moriremos con ellas, esperando NO de ellas. El cáncer es una vibración y tiene causas fundamentalmente emocionales.
Los Sanergistas han aprendido a transformar una vibración en benigna.
Sigue una entrevista al Dr. Juan Valcárcel, por Ima Sánchis publicado en La Contra del periódico Lavanguardia.

INVESTIGADOR EN BIOLOGÍA MOLECULAR Dr. JUAN VALCÁRCEL
"En nosotros hay células inmortales"
Tengo 43 años. Nací en Lugo y tras residir en EE. UU. y Alemania vivo en Barcelona. Estoy casado con otra investigadora. Tenemos una hija de 8 años. Soy investigador de la Institució Catalana de Recerca i Estudis Avançats (Icrea) y dirijo un grupo de investigación en el Centre de Regulació Genòmica (CRG). No soy creyente

IMA SANCHÍS - 00:00 horas - 10/09/2005
¿Se me suicidan las células?
- Sí, se inmolan.

¿Debo entristecerme?
- No, porque la muerte de algunas de sus células es básica para que el organismo se desarrolle y funcione. Cuando usted era un embrión y su mano empezó a desarrollarse era como un muñón. Si no fuera por este proceso de muerte celular programada tendría los dedos juntos.

Como los patos.
- Igual. Pero en un momento determinado del desarrollo las células que están entre los dedos reciben la orden de suicidarse. Le pondré otro ejemplo: para combatir una infección, células del sistema inmune se dividen muchas veces para formar un ejército defensivo. Pero una vez ha vencido la infección, ese ejército de células ocioso puede volverse contra el organismo. Para que esto no ocurra se suicidan cual cumplidores samuráis.

¿No se rebelan para no morir?
- A veces, y entonces enfermamos.

Somos fascinantes.
- Lo somos, y hay tantos enigmas: ¿cómo es posible que si tú tienes un genoma que es prácticamente idéntico en todas las células de tu organismo, unas células se especialicen en formar la córnea del ojo y otras se conviertan en espermatozoide?

¿?
-... ¿O por qué una célula es una neurona que transmite pensamientos y otra se tiene que conformar con digerir la comida? ¿Cómo se decide esto si la información que cada célula tiene es la misma?

¿Cómo, cómo?
- Los genes son los mismos para todas las células. Es como un libro en el que cada célula elige las páginas que son relevantes para su funcionamiento e ignora las demás.

¿Y cómo sabe la célula qué página debe leer para hacerse una
célula del estómago?
- Hay varios procedimientos, pero el que más nos interesa a nosotros es uno que ha cambiado la idea que se tenía de los genes. Antes se pensaba que un gen producía una proteína que realizaba un trabajo concreto.

¿Y ahora qué han descubierto?
- Cada gen puede producir varias proteínas. A veces un solo gen puede producir más proteínas que las que producen el número total de los genes del organismo.

¿El más listo de la clase?
- Sí, pero lo que nosotros intentamos entender es cómo la célula decide qué proteína producir a partir de cada gen. La célula acude al libro de instrucciones e interpreta lo que lee de distintas maneras dependiendo de cómo ordene las palabras del texto.

¿Inteligencia celular?
- Años de evolución y perfeccionamiento. El mismo gen puede producir una proteína que señala a las células: tú debes morirte o no te mueras. La clave de cómo la célula interpreta el mismo mensaje inicial que está leyendo en la página del genoma es lo que estudiamos.

Oiga, ¿los pensamientos tienen poder para provocar que tus
células se suiciden?
- No, el estado anímico puede influir en los niveles de hormonas, que son señales químicas que la célula interpreta. Pero si está pensando en poder controlar lo que les ocurre a determinadas poblaciones de células de su organismo, olvídese.

Lástima.
- Para mí lo más fascinante es que todos los organismos vivos que conocemos utilizan un lenguaje de cuatro letras, cuatro compuestos químicos. Depende del orden en que estén esos compuestos nos convertimos en gusano, bacteria, hombre...

El orden de los factores altera el producto.
- Sí, pero también es cierto que los genes que hacen que se desarrolle el ala de una mosca son parecidos a los que hacen que se desarrolle el ala de un pájaro o un brazo humano.

Qué bonito.
- Estamos en un momento donde podemos llegar a empezar a entender cómo estas diferencias se generan, y esto tiene repercusiones fundamentales para lo que nosotros pensamos que somos.

¿Cuánto llega a vivir una célula?
- Hay células inmortales como las cancerosas que si las sacas del organismo y las pones en un platito con nutrientes empiezan a dividirse y a dividirse. Tenemos una línea celular viva llamada Hela; células que pertenecieron a una mujer, Henrietta Lacks, que padeció un cáncer de cérvix y que murió hace 50 años.

En el fondo somos átomos.
- Sí. El tipo de átomo más característico de nuestro organismo es el carbono, que es el mismo que forma el carbón. En realidad, la diferencia entre un ser vivo y un ser no vivo no está en los materiales, que son los mismos, sino en cómo se organizan. El hierro de nuestra hemoglobina se formó en una estrella hace miles de millones de años y ahora lleva oxígeno a nuestras células. Y esos componentes seguirán ahí cuando nosotros no estemos. Somos, de alguna manera, un depósito transitorio de esos átomos y de esas moléculas.

Entonces también somos inmortales.
- Visto así, sí.

Es todo muy poético, ¿no le parece?
- Así lo veo yo. Los átomos de carbono que expulsamos respirando los va a coger una planta y a formar azúcar que a lo mejor dentro de un año se va a comer alguien en China. No entender esto es una pérdida espiritual.

Los átomos que están hoy en mí, ¿puede que estuvieran en
Sócrates?
- Sí, somos parte de un continuo y las diferencias entre nosotros y entre el resto de los seres vivos son nimias comparadas con lo que compartimos.

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