SUS EFECTOS SOBRE EL ORGANISMO
Recientes investigaciones apuntan que la prácticas de recogimiento interior y contemplación,
como las que predican algunas religiones orientales, benefician no sólo al cerebro, sino al
cuerpo en general.
como las que predican algunas religiones orientales, benefician no sólo al cerebro, sino al
cuerpo en general.
En 1992, Richard Davidson, director del laboratorio de Neurociencia Afectiva de la
Universidad de Wisconsin-Madison (EEUU), recibió una invitación del Dalái Lama para estudiar
la mente de los monjes budistas del Tíbet.
Equipado con un electroencefalógrafo, su portátil y un generador eléctrico, partió hacia el
Himalaya dispuesto a analizar in situ la actividad cerebral de estos religiosos en estado
de concentración. Allí observó que la amplitud de sus ondas gamma, asociadas con la
atención y el aprendizaje, era la más alta registrada en la historia médica.
Universidad de Wisconsin-Madison (EEUU), recibió una invitación del Dalái Lama para estudiar
la mente de los monjes budistas del Tíbet.
Equipado con un electroencefalógrafo, su portátil y un generador eléctrico, partió hacia el
Himalaya dispuesto a analizar in situ la actividad cerebral de estos religiosos en estado
de concentración. Allí observó que la amplitud de sus ondas gamma, asociadas con la
atención y el aprendizaje, era la más alta registrada en la historia médica.
Una década después, Davidson empleo la resonancia magnética funcional (RMNf) para trazar
un mapa del cerebro del monje Matthieu Ricard, biólogo molecular y asesor del Dalái
Lama. Este presentaba una actividad muy por encima de lo normal en la corteza prefrontal
izquierda, donde residen las sensaciones placenteras. De hecho, Ricard es considerado desde
entonces “el hombre más feliz del mundo”.
Pero no hace falta ser un atleta de la meditación para entrenar y estimular nuestro cerebro
hacia un estado más saludable.
Y no queda ahí la cosa. Entre las ventajas que se atribuyen a esta práctica destaca que mejora la
concentración y frena el envejecimiento.
un mapa del cerebro del monje Matthieu Ricard, biólogo molecular y asesor del Dalái
Lama. Este presentaba una actividad muy por encima de lo normal en la corteza prefrontal
izquierda, donde residen las sensaciones placenteras. De hecho, Ricard es considerado desde
entonces “el hombre más feliz del mundo”.
Pero no hace falta ser un atleta de la meditación para entrenar y estimular nuestro cerebro
hacia un estado más saludable.
Y no queda ahí la cosa. Entre las ventajas que se atribuyen a esta práctica destaca que mejora la
concentración y frena el envejecimiento.
Herbert Benson, un cardiólogo de la Universidad de Harvard, llevo a cabo unos experimentos en 1968 que demostraban que las técnicas de meditación ralentizaban el corazón, frenaban el ritmo respiratorio y deducían el consumo de oxigeno un 17%.
La meditación dinamiza las conexiones neuronales y ayuda a refrescar el cerebro. La Universidad de Kentucky sometió a unos voluntarios a pruebas de agilidad mental antes y después de dormir, meditar, leer y conversar. Los que habían meditado lograron mejorar su puntuación un 10%, mientras que los que echaron un cabezadita obtuvieron los peores resultados.
Un estudio dirigido por Ramadevi Gourineni. Directora del programa sobre este problema en el Hospital Northwestern Memorial de Evanston (EEUU), muestra que la calidad y cantidad de horas de sueño mejoran tras practicar la meditación durante dos meses. Un 75% de los pacientes logra así prescindir de fármacos para tratar el insomnio.
En Estados Unidos cada vez son más las compañías que ofrecen a sus empleados clases de meditación gratuitas. Aseguran que de este modo no sólo se concentran más, sino que la práctica mejora la productividad, previene el estrés y las enfermedades asociadas, y reduce el absentismo.
Las personas con estrechamiento de las arterias coronarias que meditan de forma habitual reducen en un 50% la mortalidad y el riesgo de sufrir un paro cardiaco o infarto cerebral, según una investigación del Colegio Médico de Wisconsin. Además, disminuyen la presión sanguínea y previene la hipertensión.
Combinando la meditación oriental tradicional con técnicas de psicoterapia se ha creado un tratamiento contra la depresión llamado MBCT (Mindfulness-based Cognitive Therapy). Mark Williams, profesor de Psicología en la Universidad de Oxford, lo puso a prueba en 2009 y comprobó que cura la depresión severa y evita las recaídas.
Meditar tiene un potente efecto analgésico, incluso para los más novatos. Según asegura un estudio financiado por la Fundación Nacional de Ciencia de EEUU y publicado el pasado Noviembre en la revista Pain, basta practicar tres días consecutivos durante 20 minutos para notar un importante alivio de la sensación de dolor.
Debido a sus efectos positivos sobre el estrés, meditar puede enlentecer la progresión de este virus, que causa el SIDA. Así lo demostraron en 2008 investigadores de la Universidad de California en Los Ángeles, que consiguieron reducir el deterioro de los linfocitos T en varios pacientes utilizando técnicas de atención plena. Sus conclusiones se publicaron en la revista Brain, Behavior, and Immunity.
Articulo de la revista "Muy interesante" Junio 2010-Nº 349
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