domingo, 8 de febrero de 2009

EXPERIENCIA PERSONAL: Meditación

EXPERIENCIA PERSONAL DE UNA ALUMNA

Hola a todos me llamo Inmaculada, mi intención con este artículo es compartir con vosotros mi experiencia en la vida. Hace muchos años que he ido yendo y viniendo, probando, experimentando, buscando. Y al final, lo que ha fundamentado mi vida es la meditación. Cómo yo la entiendo es vivir el aquí y el ahora. Este cambio conceptual ha hecho que mi vida de un giro de ciento ochenta grados. Mi intención es explicaros qué es para mí la meditación y cómo la integro dentro de mi vida y de mi trabajo como terapeuta.

Qué es meditación, esta pregunta es muy frecuente. Meditación es observar, observar el fluir libre de nuestros pensamientos, nuestras emociones, observar nuestro cuerpo, sin identificarnos, sin juzgar, porque en el momento en que lo haces te identificas, creas una relación y entonces se pierde la esencia de la meditación. A medida que nos familiarizamos con ella cada vez observamos que hay más intervalos “vacíos” entre un pensamiento y otro.
Nos convertimos en el observador externo y ajeno a las emociones y pensamientos. Es en este estado en el que somos capaces de conectar con nuestra esencia, con nosotros mismos. Este estado de dicha nos permite conectar con nosotros y con todos los seres que nos rodean desde nuestro corazón, sin prejuicios sin condicionamientos. Simplemente conectando de tú a tú. En este momento sentimos lo que está sucediendo en el otro, a la vez que trasmitimos que está pasando dentro de nosotros. Meditar no es sólo sinónimo de sentarse delante de una pared durante horas, vestido con una ropa especial y rodeado de un halo dorado que te identifica como meditador.
Meditar es VIVIR. Levantarse por la mañana preparar el desayuno, asearse, vestirse, irse a trabajar,..., quedarse en casa, irse a estudiar,... disfrutar de una velada con los amigos.
En definitiva cualquier actividad que se realice, cualquier cosa que se haga poniendo toda la atención en el aquí y ahora, cómo lo más importante del universo, porque eso es real,...es tu realidad, el pasado ya no está y el futuro no existe, lo único real es el presente. Resumiría que viviendo en el presente, viviendo intensamente y disfrutándolo tal y como es, tal y como se nos presenta vivimos en un estado meditativo constante. Para mí esto es meditar, y quién vive de esta manera es el meditador.

Todos somos grandes meditadores, pensad por un momento, ahora justo ahora cómo os sentís. ¿Sentís que todo está bien? Sentís la armonía, el fluir de la existencia, el amor que nos une con todo y nos hace darnos cuenta que el todo y el yo somos uno indivisible.

Nosotros como terapeutas tenemos una tarea importante: ayudar a otros a que recuperen el equilibrio perdido, ya sea físico o emocional. En definitiva el motor que nos mueve es el sentimiento de ayudar al otro en su proceso. Aunque siempre hay que tener presente que es posible que nos vengan pacientes que en lo más profundo no quieren ser ayudados, no por ello nos debemos frustrar, al contrario debemos aplicar nuestras técnicas terapéuticas bajo un estado meditativo para ser capaces de conectar, de percibir qué siente nuestro paciente sin necesidad de utilizar el lenguaje, tan útil pero tan limitado a la vez. Debemos ser capaces de trasmitir nuestro amor y ganas de ayudar, para que el paciente se quede con lo que le interese y sirva en ese momento.
Que sienta que nosotros como terapeutas estamos dispuestos a ayudarlo, y a partir de ahí que sea libre para elegir, porque son ellos los que deciden que quieren ser ayudados y quieren mejorar, nosotros no podemos hacer nada al respecto… ellos son libres de escoger lo que quieren. Nosotros los trataremos con el mayor de los amores, con el mayor de los respetos para trabajar con mayor fluidez y eficacia. Creando un vínculo que hará que el paciente se muestre mucho más a gusto, mucho más receptivo. De esta manera la terapia será mucho más eficaz.

Inmaculada Porcel Jabalera

Gracias a toda la gente que ha compartido conmigo un trozo del camino, pero muy especialmente a mis dos hermanas Antonia y Nuria-Geya, por que han sido clave en mi proceso.
(Artículo publicado en la revista CENAC NATURA nº1 Otoño 2008)

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