miércoles, 12 de enero de 2011

Un hombre estaba perdido en un bosque...

Había probado ya varios senderos, con la esperanza de que alguno de ellos le condujese fuera, pero todos volvían a converger en el mismo punto, justo donde él se encontraba ahora.
Aún le quedaban por probar otros cuantos, pero se encontraba cansado y hambriento, así que decidió tomarse un descanso antes de coger una nueva senda.
Mientras estaba allí sentado preguntándose qué sendero tomar, vio acercarse a otro viajero. Inmediatamente se puso de pie y gritó: -¿ Me puede ayudar? Me he perdido-. El otro hombre dio un suspiro de alivio y replicó: -Yo tambien estoy perdido-.Ambos comenzarón a intercambiar información y pronto descubrierón que entre los dos habían recorrido ya muchos de los caminos existentes. Ahora se ahorrarían trabajo y podrían evitar tomar senderos erróneos que uno u otro ya conociesen. Muy pronto lo dos hombres estaban contándose sus desventuras con buen humor, lo que les ayudó a olvidarse del cansancio y del hambre. De esta manera, continuaron caminando a través del bosque.

La vida es como el bosque: a veces nos perdemos y sentimos confundidos, pero si compartimos nuestras experiencias e impresiones con los demás, el viaje no parecerá tan desalentador y puede que juntos encontremos mejores caminos y modos de vivir.
Del libro Los diez secretos del Amor abundante.(Adam J.Jackson)

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