viernes, 27 de agosto de 2010

Presentación del libro "vivir es un asunto urgente"




Capitulo 16
Aunque me claves los dientes, no quedará en mi interior tu veneno


En la vida muchos hemos encontrado o vamos a encontrar personas que nos claven sus colmillos. Muchos intentarán introducirnos su veneno y nosotros hemos de evitarlo y si en ese momento no podemos, hemos de evitar que nos siga intoxicando a lo largo de nuestra vida.

Existen tres venenos que puedes tener un efecto muy negativo en nosotros si no conocemos su antídotos y la forma de aplicarlos.

El primero es el veneno de la culpa. Cuando uno lo recibe, no se siente triste por algo que ha hecho, se siente culpable. La tristeza invita a reparar el daño porque te importa la otra persona, mientras que la culpa lleva a reparar el daño para no sentirse culpable. Además, la mayor parte de las veces, la culpa paraliza en lugar de mover a al acción. Hay personas que nos introducen el veneno de la culpa porque saben que de esa manera somos más manipulables.

Otro de los venenos es el de la desesperanza. Lo inoculan personas de actitud muy negativa y que sólo se sienten cómodas cuando los demás ven las cosas con la misma negrura que ellos. Disfrutan minusvalorando los éxitos y los logros de otros. Llaman a los sueños utopías y gustan de hablar sólo de lo que está mal y lo hacen de una forma que lleva a otros a pensar que lo que está mal sólo puede llegar a estar peor. Es una actitud vital que se extiende a la totalidad de lo existente y no sólo a una parcela de las cosas. Son como agujeros negros que aspiran nuestra energía y nos dejan exhaustos y deprimidos. Junto a ellos, mientras no cambien de mentalidad no puede haber vitalidad ni alegría.

El tercer veneno es el de la humillación, que te hace sentir como si fueras una persona de menor categoría y te lleva a creer que los demás también te ven así. Hay una sensación de sentirse permanentemente juzgado y valorado para ver si se da la talla. Por miedo a no estar a la altura, uno tiende a aislarse y a no probar cosas nuevas.
Si queremos vivir como seres libres, nunca justifiquemos lo que hemos hecho de nuestras vidas en base a lo que otros hicieron con nosotros. Si lo hacemos, seremos nosotros quienes mantendremos en nuestro cuerpo la toxicidad de aquel veneno y nuestra vida estará llena de excusas, pero no de resultados. No justifiquemos nuestro rechazo a los demás porque otros nos rechazaron, o nuestro pesimismo porque nunca nadie nos alentó a vivir con alegría. El pasado siempre existirá, pero nuestro futuro puede ser mucho más que nuestro pasado. Seguir dando vueltas una y otra vez a ello es ingerir continuamente un tóxico.

Nadie puede determinar nuestro valor y mucho menos cuando ya nos ha colocado una etiqueta. Por todo ello, todo lo negativo que nos pueden decir hará referencia tal vez a lo que hemos hecho y en algunos casos merecerá por nuestra parte más de una reflexión, a lo que no puede hacer referencia es a quienes somos, a nuestra auténtica naturaleza, ya que ésa sólo la conoce quien nos ha creado.

Extracto del capitulo 16 del libro "vivir es un asunto urgente" del Dr. Mario Alonso Puig

lunes, 9 de agosto de 2010

Open your heart (Veeresh)



" My heart is filled with peace
I am so happy to be alive
So happy for another day to love
My heart is filled with peace
When I see children playing
When I see lovers walking holding hands
So happy when I see the golden sunset
On a warm summer day
Birds floating in the wind
Open your heart feeling my love
I open my heart feeling your love
Open your heart feeling my love
Inside I am free
My heart is filled with peace
I am so happy to be alive "

Los dos cerebros

Diferencias del cerebro del hombre y la mujer‏

lunes, 2 de agosto de 2010

Cuenta una vieja leyenda de los Indios Sioux...

Que una vez llegaron hasta la tienda del viejo brujo de la tribu, tomados de la mano, Toro Bravo, el más valiente y honorable de los jóvenes guerreros, y Nube Azul, la hija del cacique y una de las más hermosas mujeres de la tribu.

-Nos amamos- empezó el joven. -Y nos vamos a casar- dijo ella. Y nos queremos tanto que tenemos miedo… Queremos un hechizo, un conjuro o un talismán, algo que nos garantice que podremos estar siempre juntos, que nos asegure que estaremos uno al lado del otro hasta encontrar la muerte.- Por favor… -repitieron- ¿hay algo que podamos hacer?

El viejo los miró y se emocionó al verlos tan jóvenes, tan enamorados y anhelantes esperando su palabra…
Hay algo… -dijo el viejo- pero no sé… es una tarea muy difícil y sacrificada.

Nube Azul -dijo el brujo- ¿ves el monte al norte de nuestra aldea? Deberás escalarlo sola y sin más armas que una red y tus manos y cazar el halcón más hermoso y vigoroso del monte. Si lo atrapas, deberás traerlo aquí con vida el tercer día después de luna llena. ¿Has comprendido?

Y tú, Toro Bravo -siguió el brujo- deberás escalar la Montaña del Trueno. Cuando llegues a la cima, encontrarás la más brava de todas las águilas, y solamente con tus manos y una red, deberás atraparla sin heridas y traerla ante mí viva el mismo día en que vendrá Nube Azul. ¡Salgan ahora!

Los jóvenes se abrazaron con ternura y luego partieron a cumplir la misión encomendada, ella hacia el norte y él hacia el sur.

El día establecido, frente a la tienda del brujo, los dos jóvenes esperaban con las bolsas que contenían las aves solicitadas. El viejo les pidió que con mucho cuidado las sacaran de las bolsas: eran verdaderamente hermosos ejemplares.

- Y ahora, ¿qué haremos? -preguntó el joven- ¿los mataremos y beberemos el honor de su sangre? No -dijo el viejo.- ¿Los cocinaremos y comeremos el valor en su carne? -propuso la joven.- No -repitió el viejo- Harán lo que les digo: tomen las aves y átenlas entre sí por las patas con estas tiras de cuero. Cuando las hayan anudado, suéltenlas y que vuelen libres.

El guerrero y la joven hicieron lo que se les pedía y soltaron los pájaros. El águila y el halcón intentaron levantar vuelo pero sólo consiguieron revolcarse por el piso. Unos minutos después, irritadas por la incapacidad de volar libremente, las aves arremetieron a picotazos entre sí hasta lastimarse.

Este es el conjuro -dijo el anciano. : jamás olviden lo que han visto. Son ustedes como el águila y el halcón.
Si se atan el uno al otro, aunque lo hagan por amor, no sólo vivirán arrastrándose, sino que además, tarde o temprano, empezarán a lastimarse el uno al otro.

Si quieren que el amor entre ustedes perdure, vuelen juntos…pero jamás atados.

¿Que es Sanergía? Parte I