jueves, 5 de marzo de 2009

Experiencia de alumnos


Experiencia con la meditación activa del Chacra Corazón


En clases de meditación activa, uno de los días, hace casi un mes, realizamos la meditación del Chacra Corazón.
Las meditaciones activas normalmente me ayudan a entrar en meditación de una manera fluida, y a la vez con cada una de ellas siento que trabajo de un modo distinto mi ser, esencia, energía, o como quieran llamarlo. La verdad es que, cada día que vamos a clase, Geya sabe qué tipo de meditación nos va a ser más útil, y sabe hacer que los participantes le saquemos todo el jugo a la meditación.
Este día, el del Chacra Corazón, lo recuerdo especialmente por cómo sentí la energía del grupo, y cómo después la meditación fue tan profunda que llegué a una visualización que me sorprendió gratamente.

Os cuento: en la primera parte de la meditación, durante el movimiento de todos los participantes a la vez, al son de la música, siguiendo unos pasos específicos para trabajar con el Chacra Corazón (enviamos amor a los 4 puntos cardinales), llegó un momento en que mis manos y mi cuerpo sentían la energía que todo el grupo estaba moviendo. Era una sensación de estar en una “piscina de energía” que me llenaba y me hacía sonreir. Estaba recibiendo multiplicado por tres todo aquello que yo había dado.

La segunda parte es muy individual. Se oye una música que normalmente conmueve mucho, y cada uno se sienta muy recogido en un rincón, apoyando la espalda en la pared y con los brazos abrazando sus rodillas. Con los ojos cerrados me dejé ir, observando qué ocurría en mi interior. En esta etapa muchas veces te sientes triste, o muy emocionada. Pero no me pasó nada de eso. Mientras meditaba, me vi a mi misma en la posición que he contado, en medio de un espacio enorme, diáfano, con un suelo liso y brillante de color amarillo muy agradable, enorme también, pero con límites hacia el vacío. En el fondo de todo, una pirámide azul claro muy, muy grande me observaba, y la sentía poderosa. A la vez, de mi espalda salía una bandada de palomas blancas a toda velocidad, con mucha fuerza, entremezcladas con un haz de luz entre verde y amarillo, que me inspiraban alivio. Un poco más atrás, mientras este haz de luz salía, otro haz de luz entraba en mi ser. Era una especie de nieve amarilla, cayendo de manera calmada, en medio de luz dorada. Esto ocurrió durante mucho rato, tanto que me dio tiempo a sentir estas energías y de observar tranquilamente este espacio enrome en medio de la nada. Todo estaba muy bien definido y lo percibía como bonito, y la verdad es que disfruté mucho de la meditación. Se me grabó la imagen vivida y la tuve que dibujar nada más llegar a casa, para recordar ese momento, y por si alguien quería traducirme qué era lo que había visto…


Gracias por todo Geya!

Llum (Este Instante)

1 comentario:

  1. Hola a todos, yo también soy alumna de Geya.
    Cada vez que entro en la sala y empezamos la meditación es totalmente diferente...es una experencia compartida con todos mis compañeros, mis compañeros de viaje.
    Las meditaciones en el grupo se han convertido en una experiencia mística.
    Siento la energía multiplicada por mi, el grupo es realmente poderoso, juntos elevamos la energía a unos niveles impresionantes.
    Cada miércoles siento estoy en familía, me siento en casa.
    He vivido de todo, alegría, tristeza, me he sentido morir y, por supuesto, renacer.
    Cada vez que entro en la sala algo cambia y al salir ya no soy la misma.
    Gracias a todos por compartir conmigo, gracias por ayudarme en este viaje, gracias por ayudarme a crecer...gracias por ser puro amor.

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