jueves, 15 de enero de 2009

Cuento: LA DELFINA


La Delfina era un delfín precioso, muy inteligente y cariñoso, la llamaban Delfina porque era eso, “La Delfina”.
Su cuidador era Pepín, lo llamaban así porque tenia la cabeza en forma de pepino, él la amaba, todos los días iba a darle de comer generosamente, jugaban y reían, desde el primer día que la trajeron al acuario se hicieron amigos inseparables, ella era muy joven cuando llegó y el enseguida se sintió atraído por ella otorgándole los mejores cuidados.
Ella le contaba de donde venia, le explicaba como era la vida en el océano y el veía algo especial en sus comentarios, así que un día cogió el bañador a rayas y se fue a la playa. Pepín se quitó sus sandalias, sintió el contacto fresco del agua en sus pies, poco a poco fue entrando en el mar hasta que se dio un impulso y se sumergió, entonces entendió el anhelo de Delfina, lo entendió todo de repente.
Muy triste volvió al acuario, cogió un camión donde había puesto una gran bañera para transportar a su amada, durante todo el viaje las lágrimas corrieron por los ojos de los dos. Cuando por fin llegaron a la playa, dejó libre a Delfina, ella en un principio se quedó parada en el agua, sintiendo la inmensidad y profundidad del mar tanto tiempo anhelado, un escalofrió recorrió todo su ser, a lo lejos muy lejos se escuchó el sonido tan peculiar de los delfines….era su familia que la llamaba, ahora si, empezó a nadar y ya nunca más miro atrás.
Mientras tanto Pepín se sentó en la orilla y poco a poco las olas se le iban acercando cada vez mas hasta que le toco el agua, se quedó sorprendido de lo que vio, allí donde el agua le salpicaba se le formaban escamas, se asusto y se apartó hasta que comprendió, debía dejarse ir, soltarse, confiar y dejar que el agua le transformara en un precioso pez, fluyendo, disfrutando de su nueva vida en el agua. Si quería estar con delfina el también tenia que ser un delfín.


Geya 2008

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