miércoles, 21 de abril de 2010

La luciernaga

Cuenta la leyenda que una vez una serpiente empezó a perseguir a una luciérnaga.
Esta huía rápido de la feroz predadora y la serpiente al mismo tiempo no desistía.
Huyó un día y ella la seguía, dos días y la seguía... Al tercer día, ya sin fuerzas, la luciérnaga paró y le dijo a la serpiente:

-“¿Puedo hacerte tres preguntas?”
-“No acostumbro dar este precedente a nadie pero como te voy a devorar, puedes preguntar”. -contestó la serpiente...
-“¿Pertenezco a tu cadena alimenticia?” -preguntó la luciérnaga.
- “No”, -contestó la serpiente.
- “¿Yo te hice algún mal?” -dijo la luciérnaga.
- “No”, -volvió a responder la serpiente.
- “Entonces, ¿por qué quieres acabar conmigo?”
- “¡¡¡ Porque no soporto verte brillar!!!”


Moraleja:
Muchos de nosotros nos hemos visto envueltos en situaciones donde nos preguntamos: ¿Por qué me pasa, no he hecho nada malo, ni daño a nadie?
Sencillo es de responder... ¡¡¡¡Porque no soportan verte brillar.....!!!!
Cuando esto pase, no dejes de brillar, continúa siendo tú mismo, continúa y sigue dando lo mejor de ti, sigue haciendo lo mejor, no permitas que te lastimen, no permitas que te hieran, sigue brillando y no podrán tocarte... porque tu luz seguirá intacta.
Tu esencia permanecerá, pase lo que pase...

¡¡ Sé siempre auténtico, aunque tu luz moleste a los predadores!!

sábado, 17 de abril de 2010

El problema

Cuenta la leyenda que en un monasterio
budista ubicado en una ladera casi inaccesible de las frías y escarpadas montañas de los Himalaya, un buen día uno de los monjes guardianes amaneció sin vida…
Le hicieron los rituales tibetanos propios para esas ocasiones, llenos de profundo respeto y misticismo.
Sin embargo, era preciso que algún otro monje asumiera las funciones del puesto vacante del guardián.
Debía encontrarse el monje adecuado para llevarlas a cabo.
El Gran Maestro convocó a todos los discípulos del monasterio para determinar quien ocuparía el honroso puesto de Guardián.

El Maestro, con mucha tranquilidad y calma, colocó una magnífica mesita en el centro de la enorme sala en la que estaban reunidos y encima de ésta, colocó un exquisito jarrón de porcelana, y en él, una rosa amarilla de extraordinaria belleza y dijo:
- “He aquí el problema.”
- “Asumirá el puesto de Honorable Guardián de nuestro monasterio el primer monje que lo resuelva.”
Todos quedaron asombrados mirando aquella escena: un jarrón de gran valor y belleza, con una maravillosa flor en el centro.
Los monjes se quedaron como petrificados, en el más respetuoso silencio, hundidos en sus interrogantes internas…

¿Qué representaría ese bello jarrón con flores?
¿Qué hacer con él?
¿Cuál podría ser el enigma encerrado en tan delicada belleza?
¿Simbolizaría acaso las tentaciones del mundo?
¿Podría ser algo tan simple como que necesitara agua la flor?
Eran tantas preguntas…
En un momento determinado, uno de los discípulos sacó una espada, miró al Gran Maestro, y a todos sus compañeros, se dirigió al centro de la sala y...
¡Zaz! Destruyó todo de un sólo golpe.
Tan pronto el discípulo retornó a su lugar, el Gran Maestro dijo:
“Alguien se ha atrevido no sólo a dar solución al problema, sino a eliminarlo. Honremos a nuestro nuevo Guardián del Monasterio".


En realidad, poco importa cuál sea el problema.
Hay problemas cuyo aspecto nos confunde, pues halaga los sentidos.
En el fondo sigue siendo un problema.
Si es un problema, es exactamente eso: un problema, y precisa ser eliminado, no importa que se trate de una mujer sensacional, o de un hombre maravilloso o de un gran amor que se ha esfumado; por más hermoso que haya sido la experiencia que has vivido o lo significativa que haya sido la persona con quien has estado, si no existiera más sentido para ello en tu vida, tiene que ser eliminado.
Muchas personas cargan la vida entera el peso de cosas que fueron importantes en su pasado y que hoy solamente ocupan un espacio inútil en sus mentes, espacio que es indispensable para recrear la vida.


Proverbio Chino:
"Para que tú puedas beber vino en una copa que se encuentra llena de té
es necesario primero tirar el té, y entonces podrás servir y beber el vino."

miércoles, 14 de abril de 2010

Nosotros los Indios

"Nosotros los indios sabemos del silencio. No le tenemos miedo. De hecho, para nosotros es más poderoso que las palabras.

Nuestros ancianos fueron educados en las maneras del silencio, y ellos nos transmitieron ese conocimiento a nosotros. Observa, escucha, y luego actúa, nos decían. Ésa es la manera de vivir.
Observa a los animales para ver cómo cuidan a sus crías. Observa a los ancianos para ver cómo se comportan. Observa al hombre blanco para ver qué quiere. Siempre observa primero, con corazón y mente quietos, y entonces aprenderás. Cuando hayas observado lo suficiente, entonces podrás actuar.


Con ustedes es lo contrario. Ustedes aprenden hablando. Premian a los niños que hablan más en la escuela. En sus fiestas todos tratan de hablar. En el trabajo siempre están teniendo reuniones en las que todos interrumpen a todos, y todos hablan cinco, diez o cien veces. Y le llaman "resolver un problema". Cuando están en una habitación y hay silencio, se ponen nerviosos. Tienen que llenar el espacio con sonidos. Así que hablan impulsivamente, incluso antes de saber lo que van a decir.

A la gente blanca le gusta discutir. Ni siquiera permiten que el otro termine una frase. Siempre interrumpen. Para los indios esto es muy irrespetuoso e incluso muy estúpido. Si tú comienzas a hablar, yo no voy a interrumpirte. Te escucharé. Quizás deje de escucharte si no me gusta lo que estás diciendo. Pero no voy a interrumpirte. Cuando termines, tomaré mi decisión sobre lo que dijiste, pero no te diré si no estoy de acuerdo, a menos que sea importante. De lo contrario, simplemente me quedaré callado y me alejaré. Me has dicho lo que necesito saber. No hay nada más que decir. Pero eso no es suficiente para la mayoría de la gente blanca.


La gente debería pensar en sus palabras como si fuesen semillas. Deberían plantarlas, y luego permitirles crecer en silencio. Nuestros ancianos nos enseñaron que la tierra siempre nos está hablando, pero que debemos guardar silencio para escucharla.


Existen muchas voces además de las nuestras. Muchas voces."




Extractos del libro
"Neither Wolf nor Dog. On Forgotten Roads with an Indian Elder" por Kent Nerburn
New World Library, 1994

jueves, 1 de abril de 2010

Los DELFINES

El aura de los Delfines puede llegar a medir hasta seis kilómetros a la redonda, son considerados los ángeles y sanadores del Mar.


Ellos se mantienen en una actividad cerebral de frecuencia denominado NIVEL ALFA, precisamente el nivel de meditación que enseñan diversas escuelas espirituales.

¿Podemos llamarles Delfines Maestros?


Un Delfín en el vientre de su Madre

Nunca navegan solos

Así se aparean


A pesar que este hermoso delfín vive en cautiverio, de manera Incondicional sirve como sanador al pequeño que está por nacer en el vientre de esta madre.

Ellos poseen conexiones especiales con los niños.



El mensaje de los delfines es el AMOR UNIVERSAL.

Lo que nos enseñan los delfines es simplemente la alegría de jugar por el juego y no por el premio, el AMOR por el amor mismo, estando simplemente con el"corazón abierto"para nuestros"hermanos", conocidos ó no.

¿Será que todos necesitamos de esta esencia?

¿Delfín o tiburón?

Ahora los científicos han podido descubrir a base de pruebas a miles de personas que, hay los tipos honestos y los deshonestos.
Los honestos aunque tengan la oportunidad nunca roban. Los deshonestos si saben que no van a ser pillados, siempre roban.
Esto en todos los ámbitos, también en el espiritual por ejemplo; como podemos ver en los religiosos que abusan de los niños.
A veces las personas honestas creen que por dedicarse a un trabajo espiritual todos van a ser honestos y por desgracia no es así, en todas partes hay tiburones.
Ocurre que, en el crecimiento espiritual, se acerca gente que desea mejorar, sanarse y contribuir a sanar el planeta. Y otros que lo único que quieren es convertirse en unos manipuladores más eficaces y van a seguir manipulando siempre.
En el océano están los delfines que con su amor y alegría sanan al mar y los tiburones que hacen correr a los otros peces.
¿Tu que eres un tiburón o un delfín?
Dejemos que los tiburones se muerdan entre si, que no nos asusten ni sus dientes, ni sus trampas. Estemos alertas y tengamos cuidado con los tiburones con disfraz de delfín.